miércoles, 2 de septiembre de 2009

reflexiones dun fumao desde Jamaica - 1

Yayegao septiembre y samancabao las vacaciones (bueno¡¡¡, a mí no, que como soi frilans no las tengo; pero me tengo que adaptar a las de Laura y las niñas). Pero no he tenido tiempo de pintar la mona. Pero como este año mepodido ir, con una subvención del Ministerio de Cultura a Jamaica, y entre camadao el sol en la cabeza por un tubo y el aire contaminado y "vicioso" de los vecinos dal lao, he tenido tiempo pa reflexionar y matizar un poco mas sobre la historia del arte o por lo menos del mio que yasbastante. Si después dun año que llevo en la crisis ésta questá de moda, que no vendo ni una acuarela, y que mi marchante me dice que la cosa va a ir a peor, quiero expresar desde este medio de comunicación la siguiente queja: la diferencia entre la actividad artística y la actividad crítica: el artista crea, produce, mientras quel critico juzga, conoce, habla (generalmente de lo que no entiende). No me detengo a distinguir ulteriormente la actividad del critico, ni me paro a examinar el papel del lector de la obra de arte. No estudio la actividad del receptor, ni distingo entre ejecución, interpretación y valoración. Mi preocupación es señalar la diferencia entre la actividad poética del artista y la actividad cognitiva del critico, sosteniendo que se trata de dos ordenes irreductibles.
Asimismo distingo el punto de vista del espectador y el del artista. Hablo del juicio del artista mientras realiza su obra, que es un juicio poético, discursivo, teleologico y del juicio que emite sobre la obra ya concluida quesun juicio contemplativo, directo, axiologico, con lo que reconozco por un lado que, no solamente el critico, sino también el artista emite juicios y por otro lado que no ha podido sustraer a la contemplación de la obra darte la vertiente productiva en el sentido de verla como un rehacer, un recrear, en suma: un ejecutar


Cara que se le queda a uno trasaver leído todo este rollo sin estar fumao


Cara que se la queda a uno siguiendo fumao y aguantándose la risa.

en el arte islámico sus diseños sutiles y la riqueza de sus gamas cromáticas se lo debemos, a fin de cuentas, a Mahoma, quien alejó el espíritu del artista de los objetos del mundo real, para impulsarlo hacia el maravilloso de las lineas y colores

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